Para cambiar los hábitos de vida que permitan reverdecer a Bogotá y adaptarnos y mitigar la crisis climática, se requiere de un contrato entre la ciudadanía y la administración que garantice el cumplimiento de las normas y de los derechos individuales y colectivos, para que cada uno pueda contribuir a hacer de esta una ciudad más verde, más cuidadora y más sostenible.
Así lo expresó la administración distrital durante la jornada virtual realizada a través de Facebook dirigida a socializar y analizar los contenidos finales del Plan de Desarrollo Distrital ‘Un Nuevo Contrato Social y Ambiental para la Bogotá del Siglo XXI’. En esta ocasión se analizaron los alcances y retos del propósito N°2 por parte de la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, y la secretaria de Hábitat, Nadya Rangel.
Mejorar calidad del aire: una de las prioridades
Según la secretaria de Ambiente, el reto es llegar a un acuerdo en el que todos sepamos lo que tenemos que poner para que el medio ambiente cumpla con su función y nos haga una ciudad más próspera en la que vivamos mejor, más felices, con mejor aire, agua y que tengamos claro dónde y qué se puede hacer. De ahí la importancia del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial.
Una de las prioridades del sector ambiental es mejorar la calidad del aire. Por eso frente a las problemáticas con industrias y transporte se plantea la creación del Fondo de Transición Energética y Tecnológica que permita ayudar a aquellos que no tienen los recursos, a financiar la transición de sus tecnologías para producir de manera más limpia.
La administración busca apoyar con el conocimiento y las normas que se requieran en los procesos de licitación pública para tener mejores sistemas de transporte público. También pretende disminuir la discusión, llegar a un acuerdo entre las partes y alcanzar un contrato en el que todos ponen para conseguir una mejor calidad del aire.
Otra prioridad es desarrollar una estrategia articulada entre todos los sectores del distrito y la empresa privada para definir de común acuerdo cuáles son las metas en materia de mitigación de gases de efecto invernadero y qué se va a lograr en términos de mitigación.
En cuanto al conflicto que hay en Bogotá en torno a las medidas de protección o afectación de suelos, la secretaria de Ambiente dijo que se busca “un gran acuerdo básico que se refleje en la normatividad, planes y programas, y que vaya más allá de la percepción que tenga cada administración sobre la importancia de un ecosistema, y se fundamente en la importancia que le da una sociedad a esos espacios”.
En su concepto, las decisiones que se tomen deben tener en cuenta los beneficios de unos ecosistemas conectados entre sí y las medidas para que los suelos sean más permeables, más resistentes a las sequías y a las inundaciones, y no tener que sufrir durante las próximas décadas por haber cementado demasiado la ciudad.
Manejo de residuos sólidos debe ser compromiso de productores y consumidores
Respecto a la gestión de los residuos sólidos, uno de los temas planteados como preocupación por los participantes en el conversatorio virtual, la secretaria de Hábitat reconoció el impacto negativo que genera la presencia del relleno sanitario de Doña Juana entre los habitantes de las localidades de Ciudad Bolívar y Usme.
Al relleno se llevan diariamente entre 6.500 y 7.000 toneladas de basura para enterrar, que producen lixiviados y no generan ningún aprovechamiento, solo biogás a través de un piloto de bajo impacto.
“Allí debe haber un compromiso de todos. De productores y consumidores para hacer una buena separación en la fuente en el marco de una economía circular. Se requiere que pensemos desde la producción de los residuos hasta la disposición y el aprovechamiento. El reto es cómo podemos empezar a producir sin necesidad de utilizar tantos insumos que no se puedan aprovechar posteriormente”, explicó la funcionaria.
Sobre lo que pasará con el proyecto de los Ecobarrios, la secretaria Rangel precisó que estos se tienen previstos como una estrategia para desarrollar en los bordes de la ciudad. Se han revisado algunos en Usme y se realizó un diagnóstico para ver dónde se puede ejecutar la estrategia que tiene como particularidad la necesidad de una construcción colectiva, debe tener en cuenta la cultura del agua, la no degradación de la Estructura Ecológica Principal y que no se extienda el borde urbano.